17/5/08

INSTALACIÓN SALTO DOMEÑO 18 Mayo 2008

Nos levantamos a las 7 de la mañana con un buen sol, y tras cargar los trastos nos dirigimos al Gran Teatro donde nos reunimos con David, Antonio y Javi.
A las 8.45 llegamos a Losa del Obispo y ya en el bar empezaron a aparecer el resto de amigos, Susana, Pastor, JoseVi, Ricky, Rafa, Eva, Pepe, Magda, Félix y Nacho.

Pero bueno, ¿¿¿no íbamos a ser 6??? como siempre en nuestra línea, jeje

Después de disfrutar de un buen almuerzo nos dirigimos todos, menos Pastor que tenía que currar, al Embalse de Domeño. Aparcamos y allí estaban, Alberto Sisternas y Toni Guillot con las familias para realizar un paseo en bici.
La vista de la Cascada desde el Parking es impresionante. El caudal que lleva va variando considerablemente en cuestión de minutos, sucediéndose las olas. Esta cascada es un regulador del embalse de Benagéber.


Aqui el equipo posando delante de la cascada



Nos cambiamos, y empezamos la fiesta. Cruzamos el río y subimos durante unos 15 minutos hasta la cabecera de la cascada. Allí empezamos la instalación de 2 chapas con anilla, desde la cual montamos una tirolina para acceder al otro lado de la caída, donde estaba la instalación para el rápel de 80m.




A TOOOOOOOOOOPPPEEEEEEE

Para cruzar al otro lado, y poder llevarse la cuerda, hay 2 opciones. Seguir remontando la cresta hasta llegar a la presa y poder cruzar, o hacer un pedazo salto, con vuelo incluído, al estilo Félix.

Nos dejó muertos. Asegurado con una cuerda a la cintura y sin quitarse la saca se lanzó contra la roca al más puro estilo Indiana Jones, y se quedó pegado a ella sin resbalarse lo más mínimo. Im-presionante el chaval.
Ya en ese lado, y ayudado de un natural y de un spit, montó un pasamanos y la instalación de la tirolina.

Uno a uno, empezamos a cruzar y a disfrutar, pero éramos tantos que el paso nos llevó algo más de una hora.
Mientras cruzaba todo el mundo, JoseVi y David intentaron reequipar la instalación de cabecera de la cascada, pero horror!!!!, la máquina se había quedado sin batería. David olvidó cargarla el día anterior y nos quedamos sin poder cumplir con el objetivo marcado. Hay que volver.

Mientras la tarea de instalación del rápel se realizaba, los que estábamos arriba, charlamos y disfrutamos de un aperitivo por cortesía de Nacho-Édelbeer, que como siempre nos sorprendió con una litrona bien fría, y un estupendo surtido de jamón y queso.
El descenso incluía 2 fraccionamientos aéreos que dificultaban un tanto el descenso. De hecho JoseVi, ayudó colocando un pedal en el primer fraccionamiento y quedándose él en el segundo.

En esta foto observamos los fraccionamientos



Su en el primer fraccionamiento.JoseVi en 2º fraccionamiento, Su bajando y Antonio asegurando


Llegando a la base de la cascada

Detalle de la pared





Cuando aún quedábamos 6 en la cabecera, empezó a cambiar el tiempo, anunciando lo que sería un espectáculo tormentoso.


Josevi se divierte en el fraccionamiento

Se quedaron cerrando el grupo Jesús y Félix, y al llegar al primer fraccionamiento tuvieron problemas en la retirada de la cuerda. Jesús siguió bajando y Félix decidió equiparse y subir a desbloquear la cuerda. Se había revirado en el malloncito que acabábamos de colocar, pellizcando con ello, la cuerda.
Empezó a llover con muchas ganas y mientras esperábamos a que Félix bajara, Jesús y Susana, los cascos verdes, emprendieron las tareas de limpieza de la zona. Recogieron 2 sillas atrapadas y oxidadas, y Su las llevó al coche de Ricky para luego tirarlas.

Ya llegaba Félix, hecho una bala por la pared, casi antes de tocar suelo ya se había sacado la cuerda del ocho mientras apoyaba el pie en el canto de una piedra...y...sorpresa...resbalón que te doy, voltereta pa tras y hundido hasta las cejas en la pozica. Joer, menos mal que se levantó sin problemas y con cara de alucinao, aunque seguro que las nuestras también estaban de foto


Las risas no dejaban de sonar entre el ruido de los truenos y la pedazo granizada que empezaba a caer y que cayó. Retiramos las cuerdas y corriendo nos refugiamos debajo de unos pinos cercanos. Aún así era inevitable sentir los golpes de las piedras por todo nuestro cuerpo.

En cuanto paró, fuimos rapiditos hacia los coches donde nuestros amigos estaban bien refugiados en ellos. Nos cambiamos volaos, algunos marcharon para casa y el resto nos reunimos en la caseta de Pastor, donde nos tenía preparada un estupenda torraeta como remate final y que nos sentó de lujo, mientras comentámos los mejores que Pin que Pan entre risa y risa.

Como siempre, un nuevo día disfrutón e inmejorable en todos los sentidos.

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